LUZ DE MIS SUEÑOS
Primer Premio
III Certamen de Cartas de Amor
Valverde del Camino- 20 de Abril del 2014
Amada mía:
En ésta noche de soledad compartida, quiero
enviarte un deseo imperturbable de ternura y amor infinito.
Quisiera que mis besos de mil sabores,
templados a la brisa andevaleña, acunen los pliegues del delirio que llevan
prendidos y que la seda de tu piel se empape de ellos para cuando regrese hasta
mí, envolviendo tu aroma, embriague la noche que hoy tan esquiva se me antoja.
No sé hasta cuanto sumas de mi amor, ni
siquiera cuanto soy capaz de sumar yo. No puedo evitar amarte a cada instante,
ni dejarlo para otro momento.
Formas parte de mi torrente vital, de mis
vahídos y hasta de mis argucias para confundir la paz con el deseo de tenerte
prendida del corazón, aunque no latiese siquiera como máquina imprescindible
para existir.
Vivo como loco envenenado por tu mirada,
prisionero de tus abrazos cálidos, de los susurros livianos que me regalas…tan
de cerca que se me derriten las sienes, siempre venerando a quien puso en mis
labios el néctar de la vida y el deseo, el jugo bendito de tu vientre, el
delirio trémulo de tus muslos nacarados y los arpegios furtivos que se
descuelgan de tus cabellos empapados.
Hoy se abrió la mañana como un espasmo y descorrieron los visillos del
sueño un tropel de musas embaucadoras. Te
necesito, te necesito siempre, necesito poder dejarme llevar por el impulso
unánime de susurrarte amor a cada momento, de extasiarme con tu presencia, de
respirar desde tu boca, mirar con tus ojos, caminar asido a tus manos como
criatura indefensa sin destetar.
Hoy he rendido mi existencia
a la dulzura de tus ojos.
El surco sutil de tus labios
se me ha parecido la puerta del cielo
y el encendido fulgor de tus cabellos,
por la mantilla, de pureza enmarcados,
como un derroche de besos
al aire de la mañana, sueltos.
se me ha parecido la puerta del cielo
y el encendido fulgor de tus cabellos,
por la mantilla, de pureza enmarcados,
como un derroche de besos
al aire de la mañana, sueltos.
En la tersura de tus mejillas,
han quedado mis sueños prendidos,
deseando asomarse inquietos
al balcón sublime y sereno de tu pecho.
han quedado mis sueños prendidos,
deseando asomarse inquietos
al balcón sublime y sereno de tu pecho.
-¿Es tu boca el cofre magnífico
donde los ángeles guardan sus perlas
para enseñárselas a los artistas
o sacarlas, solo los días de fiesta?-
donde los ángeles guardan sus perlas
para enseñárselas a los artistas
o sacarlas, solo los días de fiesta?-
¡Ah, maravilloso rostro iluminado
de rabiosa pureza concebida
sobre la frágil columna nacarada
del cuello febril de mis pecados!
de rabiosa pureza concebida
sobre la frágil columna nacarada
del cuello febril de mis pecados!
Ya no podré volver a escribir
ninguna carta de amor
si no lo hago entre tus pestañas...
y la piel se me helará para siempre
hasta que tus caricias me despierten.
ninguna carta de amor
si no lo hago entre tus pestañas...
y la piel se me helará para siempre
hasta que tus caricias me despierten.
Hoy necesito, nadar los mismos mares que tú nadas,
oler tu fragancia de jazmines y dama de noche, limpiar tus lágrimas sobre mis
mejillas y sorberte la vida por la ternura de tus labios.
Necesito secarme el sudor mustio del olvido con el confort de tu piel,
mecerme en la tersura de tu cobijo, embriagarme con el aroma confidencial de tu
aliento.
No puedo compartir mi felicidad con nadie que no
seas tú misma, por eso me reservo para otro momento la oportunidad de pintar de
colores la vida y regalarte mi alma.
Ámame como yo te amo, susúrrame desde cerca tus palabras preferidas.
Hoy quiero soñar llevándote sobre mi montura en un cimarrón invencible,
negro como el azabache, reluciente y brioso como ningún otro, galopando por los
horizontes infinitos del amor y que los
vientos revuelvan tus cabellos con la brisa de los campos en flor hasta
llevarnos al vergel abandonado por Eva. Allí pediremos al Eterno que nos
conceda el derecho a propiedad perpetua de nuestra morada gloriosa.
Ciérrame los ojos, cuando desde los tuyos se derrame la lágrima que
necesito para firmar ésta carta que hoy
te remito, apasionado, como el beso que la sella.
Cuando la recibas, posiblemente se
estremezclen de nuevo mis huesos y podré volver a soñar de nuevo.
Hasta entonces te espero con impaciencia.
Tu Ventura.
Manuel Silván. (Valverde del Camino) 20/4/2014