Sobre la locuacidad

...cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio.

19 de noviembre de 2015

El sabor de mis besos


  Cuando el alba despunta 
y riega los campos con su aroma
... a eso saben mis besos.

Si tu pelo empapado de brillo
moja mi almohada...
a eso saben mis besos.

Una gota de tus lágrimas
bebida en los surcos de tu cara
... a eso saben mis besos.

Si la mar nos regala espuma
de nácar fresco...
a eso saben mis besos.

A madreselvas, rosas, claveles,
limón, canela, fresas,
manzanas, hierbabuena,
a perlas de miel en su colmena,
a las historias que cuentas.

Aromas de jazmines frescos
cuando la luna despierta,
...a eso saben mis besos.

A esperanza, escarcha y cielo,
biznagas de azahar, violetas y romero,
... a eso saben mis besos.

Saben mis besos a tu miedo,
a impaciencia y deseo.

Mis besos saben a tus besos
porque son un solo beso,
interminable y gentil,
lento y en silencio,
con los ojos abiertos
para vernos por dentro.

Mis besos tienen un profundo hueco
que hay que llenarlo pronto
no sea que se le sequen los huesos

Mis besos saben a tus besos
y muero en vida por beberlos.

¡Dame pronto, amor, tus besos! 



Manuel Silván
"Biografía del amor inmenso"
Huelva-2009


15 de noviembre de 2015

No puedes ocultarlo


La marea vaciante me ha dejado
sobre la orilla de tu distancia
un sentimiento que habías olvidado
entre tus palabras impacientes
y la brisa me entregó la fragancia
intensa de tu beso más delicado.

Los cogí entre mis miedos inconscientes,
allí sólo, sin tu anhelada presencia,
sabiendo ya que te habías enamorado
sin querer, de mis sueños impenitentes
y he decidido poner fin a tu ausencia
volando incontenible hacia tu lado.

Como lo sé, ya no puedes ocultarlo.
Has anudado tu amor al mío
y eres ya del mar, no del río.
Déjame repetirte hasta borrarlo

que al fin cayeron las cadenas del dolor
liberando el tiempo de los sueños
y ahora, ni tú ni yo, somos dueños
de nuestros destinos más que del amor.


Manuel Silván
...del libro "Biografía del Amor Inmenso"
Huelva- Abril/2009

14 de noviembre de 2015

Los viajeros del silencio




Con el ritmo del tiempo
cobra valor la vida
y se transforma al momento
en la bolsa de pensar.

Van cayendo lentamente las horas
-unas, otras y otras...y otras-,
los días, los instantes, los años...
Van cabalgando a lomos del silencio,
del aire hueco, de la nostalgia...
y quedamos nosotros, viejos.
No consigue librarse nadie.





Te asaltan el cerebro
ideas antigüas, necias, vacuas, pesadas...
Te machacan el corazón,
te hieren el alma, 
te queman la esperanza y las palabras.
Te queman por dentro y por fuera.
Te queman sin remedio. Te queman.

...ya quedamos pocos.
Todos vamos cayendo,
sea como sea, 
de cualquier manera.

Los viajeros del silencio
poco a poco vamos saliendo,
nos bajamos del vagón 
y ya para siempre quedamos fuera.


Manuel Silván
del libro "TIEMPO, intento de sonrisas copulativas" 
Huelva, (1980) 


13 de noviembre de 2015

Un día de invierno





Ha dejado de soplar el viento
con tanta fuerza
que parecía una maldición.

También el cielo ha recogido
su obscuro manto de nubes
como angustiosas pesadillas.

Mientras duró la tormenta
nadie brincaba por las calles
anegadas y solitarias.

Las cristaleras empañadas
permitieron dibujar con el dedo
algunos corazones atravesados
con su flecha enamorada.

Las bombillas parpadearon
al paso de los ángeles custodios
por la estancia mortecina.

En las tabernas se recogieron
los compadres para rellenar
sus botellas medio vacías.

Quienes tenían el amor al lado
aprovecharon para sobarse
escondiendo las manos
o se estiraron en el catre
alargando la coyunda un poco más.

No creo que a las iglesias
acudieran los parroquianos
implorando piedad,
ni que los alguaciles
salieran a distribuir
su particular inquisición.

Cada alcoba fue un refugio
para las almas asiduas
buscando a sus dueños.

Un espíritu sigiloso
fue borrando todas las huellas
olvidadas sobre las aceras.

Para nadie pasó desapercibida
el recreo de las musas
y su chaparrón de nostalgias.

Estas cosas pasan
cuando los dioses se distraen
y dejan de organizarnos la vida.



Manuel Silván 
del libro LOS PASOS HUECOS
Huelva/2012




12 de noviembre de 2015

Lienzos superpuestos


Los límites de tu mundo



Un intérvalo personal



Un café recién colado, la realidad.
Sentado en mi butacón de orejeras
miro el reloj de pared.

El tiempo, ese ladrón de vidas
y buenas intenciones,
me acecha impaciente
con su mutismo hipócrita.
Bueno, en realidad
solo lleva una hora esperándome.

Ahora tan solo me apetece
sorber mi café con deleite
y dejar fuera un gran intervalo.

Que se joda el tiempo.
De eso va la vida,
de todas las circunstancias intermedias.

Cruzo las piernas y una breve marea
mueve la superficie caliente
del negro líquido que me abstrae.
Supongo que son recuerdos.
No tengo muchos,
son más bien instantáneas,
unos pocos momentos
que vuelven una y otra vez, nítidos.
Con tanta nitidez que vuelvo a oler
aquellos olores o vuelvo a sentir
el sol sobre mi piel,
a pesar que sea de noche.

Siento, sobre todo, un sobrecogedor alivio.
Todavía pienso en esa instantánea,
de cuando en cuando.

Los sentimientos no cambian y,
de alguna manera,
me parece importante no perderlos,
pero la instantánea vuelve
una y otra vez a inundarlo todo.
Como presunciones que, se supone,
me guiarán hasta una nueva emoción.

¿Tienes alguna idea de qué estoy diciendo?
Yo tampoco, pero por un momento
pensé que la tenía.

Ahora sí. Me viene a la memoria
un verso de Tolstoi, creo:
“tropieza con lo bello,
haz el esfuerzo de entender,
sobrevive”…sin reparos, añado yo.

De eso va la vida,
de todas las circunstancias intermedias.
Que se joda el tiempo y espere.


Manuel Silván

Octubre-2015