Sobre la locuacidad

...cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio.

16 de agosto de 2014

Oir lo que no quieres

M. Silván
...del libro DE VUELTAS A LA VIDA- (Novela-  CREACIONES DEL CONQUERO  16/8/14)








Cuando la neblina nos estorba para seguir caminando y los oídos de taponan a las advertencias...
cuando los milagros no se realizan a tiempo y la esperanza se diluye sin compasión...
cuando el silencio se instala en nuestra conversaciones y las palabras suenan huecas, las pronuncie quienes la pronuncien...
cuando las historias más hermosas reverberan en nuestra conciencia como gotas de plomo fundido y el amor pasa del claro al obscuro como un suspiro sin avisar...
cuando los brazos cuelgan inermes de sus perchas y los pliegues de las ojeras adornan las miradas vacías…
entonces, es que ha llegado la hora de darte la vuelta y empezar nuevo.

Ése vacío interminable y cruel debe acabar cuanto antes porque se puede atrancar en el corazón y no dejar pasar los flujos tibios de la felicidad. 

Es lo más fácil, no se puede seguir caminando por una senda que no conduce a ninguna parte. Eso lo saben hasta los imbéciles, no hay que ser un lumbreras para darse cuenta de lo insulso y necio que resulta el empecinamiento de seguir por donde nada más que hay fango y sapos. Lo único que se necesita es honestidad. 

Honestidad, primero para con uno mismo y luego con los demás. No hace falta ni siquiera valor. Con sólo abrir la ventana para que entre el aire y las voces de tu conciencia, sobra. Todo lo demás es baladí.

No hay que tener miedo de que algunas cosas, buenas o malas se nos hayan pegado el pellejo, por sí mismas se caerán pronto, volarán como las hojas en otoño y no dejarán ni rastro siquiera.
¡¡ Que se vaya todo al carajo durante el camino de vuelta !!. 

Siempre volverán las primaveras radiantes para hacernos olvidar las nostalgias, los despropósitos, el cruel desdén de las ofensas, la mala digestión de algunos besos, los sustos, las incertidumbres, los miedos y sobre todo, para devolvernos la esperanza de una nueva singladura por las benditas olas de un nuevo amanecer, limpio de yerbas y escaramujos.

No hay que tener miedo a empezar de nuevo pero sin olvidar que cuanto menos equipaje lleves, mejor será. Incluido el rencor y la revancha. Sólo tienes que abrir la ventana y esperar un poco a tu conciencia. Ya verás como todo saldrá bien, salvo que no quieras OIR LO QUE DEBERÍAS. 

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