Sobre la locuacidad

...cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio.

11 de marzo de 2014

Como agua que pasa




 Brumosa escena de mis recuerdos
como escapándose de puntillas
al toque impertinente de diana.

Era una dócil noche azul en luto,
reposando el desvelo
bajo la doble sombra lunaria
de un olivo denso y viejo
con mil hojas rendidas al vuelo.

Perlándome la cara, algunas lágrimas,
una mano sobre la otra
cerradas en broche.

...Una calle  de vísperas imaginada,
media borrosa bajo la luna solitaria
y paseando por ella
los besos de la última noche.

Pensaba que dormir es como un puente
que vá desde hoy hasta el mañana
y por debajo, como un sueño
pasa la vida, como el agua.

A veces me despabilé, sin ganas,
mientras que, triste y sonámbula,
sonaba impertinente la diana.

En la escena hay una boca grande,
abierta para liberar el desencanto
y un sol amarillo empalagoso
para iluminar la tarde sosa,
también hay un pasmado cornetín
solícito para desvelar el sueño.
Casi todo está cubierto de espanto.

La mimosa pasión de una mujer
anduvo revoloteando entre las penas.
Yo pensé que regalaba flores
y cuando le di, galante
la sangre caliente de mis venas
huyó inmisericorde hasta la nada,
despavorida de mis brazos
dejándose los besos olvidados.

Corrí tras ella como un loco,
desesperado y malherido,
buscándola como perro sin amo.
…y aquel maldito cornetín
seguía tocando la diana macabra,
luego arrebato, a la carga y retirada

¡Cuánto me dolía el alma ultrajada!

Nunca más volví a encontrarla
tampoco la reconocía mi memoria,
ni siquiera las huellas de sus pies
marcadas sobre el albero
y que profanó mi corazón
con una pisada maldita de mala fé.

Aquel desconocido sendero
estaba oscuro, tortuoso y sin término.

Aquel camino se la llevó para siempre
y ahora ya casi ni la recuerdo.

 Manuel Silván


Febrero.2014

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