Sobre la locuacidad

...cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio.

18 de mayo de 2015

Pasa...lo que pasa.



Porque nunca te cansas
de mirar para fuera,
porque jamás dices basta
cuando ya nadie te escucha,
porque gritas más de lo debes
en vez de callarte más de lo que puedes,
porque siempre eres tú y nunca los demás,
porque jamás te has puesto en su lugar,
porque juzgas más que aciertas,
porque no admites que te juzguen,
porque a veces calientas el hielo
para ver lo que tiene dentro,
porque desconfías de tu sombra
cuando adviertes que te sigue,
porque cruzas la línea roja maldita
más veces de la cuenta,
porque te niegas el sueño
para que no te roben las manías,
porque cada mañana cuando despiertas
lo primero que ves te asusta,
porque los sustos de cada día
se te volvieron costumbre,
porque disfrazas tus necesidades
de falsa humildad damnificada,
porque tu humildad no está actualizada,
porque cuando amas
te afloran referencias del pasado,
porque las preguntas sólo las haces tú,
porque solo tú has sido victima
de todas las invasiones,
porque has perdido el apetito
de amar sin objeciones,
porque todas las ofensas
tienen residencia en tu corazón,
porque no confías ni en dios ni en nadie,
porque la perfección eres tú
y los demás estamos equivocados,
porque pedir ayuda hiere tu orgullo,
porque quieres ser más fuerte que antes,
porque necesitas ganar todas las batallas,
porque solo tú acumulas cansancio
pero nunca te fatigas demasiado,
porque a cada momento que pasa
te llega el hartazgo hasta la coronilla,
hartazgo de todo y por todo,
porque son tantas las cosas que te pasan
que no tienes tiempo de pasar de la cosas,
porque que sufres tanto sin necesidad,
porque la necesidad te hace sufrir,
porque no soportas las manos tendidas,
ni las manos alzadas, ni las cerradas,
ni las abiertas, ni las unidas,
porque no soportas las manos de nadie
ni que nadie tome las tuyas,
porque no sabes usar las manos
para curarte las heridas,
porque siempre las tienes abiertas,
sangrantes y doloridas,
porque así, como lo tienes planteado
jamás podrás disfrutar de la vida.

Tienes tanto trabajo por hacer
que casi no podrás llegar a tiempo.

Quizás sea mejor darte la vuelta,
para sepultar en el pasado
tu maldita locura
y rellenar los pasos huecos
que se te han perdido.
Volver a caminar sin valija
ni aflicciones, trabado el amor
y sorbiendo besos frescos,
cada poco a poco, hasta el rubor.

Sólo así te brillaran los ojos
cuando te sorprenda el amanecer
y tu vida tenga la fuerza y el calor
que ahora le niegas.



Manuel Silván  - 18/5/2015

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