Sobre la locuacidad

...cuando hables, procura que tus palabras sean mejor que tu silencio.

13 de marzo de 2015

Antes de ser hombre




Antes de ser hombre, fuí oleaje
impaciente arribado en tu arena.
Antes de ser hombre, fui caracola
inmóvil con el rumor por dentro.
Antes de ser hombre, fui olivo
con brillo verde y tez morena.
Antes de ser hombre, fui amapola
roja de sangre y espiga de avena.

Vine del mar milenario de años
para quedarme sembrado en tu tierra,
para que no estuvieses sola
y velarte las noches de luna llena,
para ser aceituna y grano y laurel,
sombra tibia del amanecer, amarilla
y blanca pureza, sobre las colinas
con praderas sosegadas de miel
y flores brillantes de manzanilla.

Vine del mar adentro, para dormitar
mis bríos en la calma dulce de tu bahía.
Vine del mar adentro, para abrazarte
con mis galas de espuma y mis besos.
Vine del mar adentro, para ser la brisa
que refresque el nacimiento de tus días
y habitarte para sembrar mis huesos
espantados de tanta melancolía
y descubrirme de nuevo la sonrisa
tan apagada y escondida
que ya casi ni la encuentro.

Antes de ser hombre, fuí viento
como galerna que nunca flaquea
Antes de ser hombre, fuí grito
ronco de vigía sobre el mastelero.
Ahora que soy hombre, ya lo siento
como mi sangre agitada, pasea
en calma por tus campos de sol bendito
y abalorios perfumados de romero.
Ahora que soy hombre, presiento
las cosas como nunca antes ocurriera
y tengo claro que aquí ha de suceder
mi último embarque cuando muera.

Ahora que soy hombre
no me lo quiero perder.

Manuel Silván - 20/2/2015


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